El Ipad de Apple ya ha llegado al mercado. Pero no viene solo, las críticas, tanto positivas como negativas, no se han hecho esperar. A continuación dos noticias diferentes, con puntos de vista bastante distantes sobre este nuevo producto.
- Amarás al Ipad sobre todas las cosas
El mundo quería una tableta. Y Steve Jobs creó una. Pero no una tableta cualquiera. El consejero delegado de Apple creó el iPad, un nuevo tipo de producto en sí mismo. Con sus virtudes. Con sus defectos. Llamado a revolucionar el mundo de la tecnología. Ese dispositivo de 10 pulgadas (25 centímetros) tiene ahora ante sí una tarea de titanes: impulsar el mercado de los libros digitales, hacer de la prensa online un negocio rentable y atraer a las generaciones adultas a las nuevas tecnologías. Se le atribuyen todo tipo de bondades. Se esperan de él milagros. Ha suscitado, en cuatro días, reacciones de devoción y decepciones amargas. Del iPad se espera una Revolución.
Hace una década ya se hablaba de una posible tableta de Apple. Antes incluso del nacimiento del iPod, que vio la luz el 23 de octubre de 2001. Hoy, 10 años después, existe, por fin, el iPad. En los pasados meses, diarios y revistas publicaron vaticinios sobre la nueva tableta, llamándola iSlate, iTablet o iSlab. Los blogueros crearon imágenes falsas más o menos parecidas al proyecto real.
Rumores. Ilusiones. Filtraciones. Todo llevó al gran momento del miércoles, en que Steve Jobs presentó un ordenador con una pantalla de 10 pulgadas, sin teclado físico ni puertos USB o HDMI, con conectividad exclusivamente inalámbrica, incapaz de ejecutar más de un programa a la vez, no compatible con los gráficos flash, dotado de un disco duro de entre 16 y 64 gigas y un precio de entre 300 a 600 euros.
La mañana de su presentación eclipsó todas las noticias, y es que Apple mueve montañas. Ha revolucionado el sector al presentar algo que ya se había fabricado pero, a la vez, ha logrado que el iPad, con sus particularidades, cree una categoría nueva en sí misma. El iPad sería un lector y reproductor multimedia para gente que no esté cómoda con los reducidos tamaños de las nuevas tecnologías y que no piense sólo en la portabilidad.
Hay una diferencia sustancial entre el iPad y sus dos ilustres predecesores, el iPhone y el iPod. Nadie dio a éstos por ganadores antes de que nacieran. Muy pocos supieron ver la revolución que representaban. Y hoy, Apple ha vendido más de 42 millones de teléfonos y 240 millones de reproductores de música. Al iPad, en cambio, todos quieren verlo como ganador. Y sus riesgos de ser un fracaso son mayores. El anonimato suele ser el mejor aliado de los triunfadores.
El País. 31 enero 2010.
- Desmontando el Ipad.
Millones de personas abrazan los productos de Apple como reliquias sagradas y nada indica que no harán lo mismo con la tableta que Steve Jobs creó, cual Moisés. El iPad posiblemente sea la más avanzada que hay en el mercado, pero queda lejos de ser el invento revolucionario que los responsables de marketing de Apple llevan vendiéndonos desde hace tiempo. Pese a su impecable escenificación y su cuidado diseño, es injustificable que presente tantas carencias. No dispone de webcam, tampoco tiene puertos USB, SD, HDMI, salida de vídeo ni entrada de CD o DVD, por lo que no puede conectarse a otros dispositivos excepto por wifi.
Pero eso no es todo. No reconoce archivos Flash, algo de uso común en la mayoría de las páginas web. Su pantalla es de 4:3, lo que impide ver películas en formato panorámico. La salida de audio es mono. Sólo el modelo superior, que cuesta unos 800 euros, dispone de 3G y GPS. No es multitárea, por lo que o escuchas música o escribes un documento. Y, como guinda al pastel, su brillante pantalla cansa la vista, lo que dificulta la lectura de libros digitales. Tampoco ha ayudado mucho que el nombre de iPad estuviese registrado por Fujitsu, precisamente para una línea de dispositivos portátiles con pantalla táctil. Además, en el argot significa «compresa», lo que ha hecho aflorar en internet páginas repletas de chistes sobre los modos de uso de la tableta.
En definitiva, se trata de un dispositivo muy atractivo, pero que se parece sospechosamente a un iPhone hormonado. No puede competir con los netbooks, tiene menos prestaciones que los móviles de gama alta, es superado por cualquier consola y sólo parece ser capaz de competir con el Kindle de Amazon. Sin embargo, seguro que todo esto mejorará, como ocurrió anteriormente con el iPhone o el iPod.
En definitiva, se trata de un dispositivo muy atractivo, pero que se parece sospechosamente a un iPhone hormonado. No puede competir con los netbooks, tiene menos prestaciones que los móviles de gama alta, es superado por cualquier consola y sólo parece ser capaz de competir con el Kindle de Amazon. Sin embargo, seguro que todo esto mejorará, como ocurrió anteriormente con el iPhone o el iPod.
Pero no todo es negativo. Su tableta presenta algunos detalles como la navegación intuitiva. Además, carga los vídeos y las páginas web a una velocidad insuperable. También cuenta con un diseño a prueba de bombas. Incluso sus mayores detractores están convencidos de que los usuarios de dispositivos de la manzana mordida abrazarán el iPad con la misma intensidad con la que tomaron el iPhone y el iPod. Dos dispositivos, que si bien eran mejoras de otros existentes en el mercado, han dado nombre dos gamas de productos, como antes hizo el walkman, la playstation o la minipimer.
La razón. 1 febrero 2010.
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